Tomamos el camino al borde del río. El Cataniapo. Esta lleno. Es invierno. En esta época llueve como si millones de chorros de agua se abrieran al mismo tiempo. Caminamos solas, sin hablar. Ya todas las mujeres se han dispersado. Cada una un camino diferente y distante. Mientras, nuestra vista se inunda de verde. De verde selva y de agua del Cataniapo. Color esmeralda. El suelo lleno de raices sobresalen negras, rojas y marrones. Se oyen tenues sonidos, pequeños remolinos de agua, pájaros y nuestras pisadas. Pasos pequeños, constantes. Nos alejamos del río y nos adentramos subiendo por una colina. Subimos y vemos a los árboles achicarse. Bajamos nuevamente y volvemos a los pies de los árboles. Pasamos pequeños caños haciendo equilibrio en delgados troncos. Y seguimos. Pasamos sobre un gran árbol caído que permite pasar un caño profundo. Su superficie es mohosa, húmeda. Hay que pasar descalzas. Es la única forma de sentir. Se respira. Se respira tanto y tan suave. Tan fresco. Estamos solas.
Luego de dos horas llegamos a un gran claro en la gran selva. Un gran redondo de árboles caídos. Quemados en verano. Se ve el maíz. Primera cosecha ... creció rápido. Al pie están las jóvenes y tiernas plantas de yuca amarga creciendo para la próxima temporada. Llegamos a la casa del conuco i'sode patha. Los niños ya más despiertos corretean. Se van. Se adentran en la selva nuevamente. Sonia saca el chinchorro de su paj paj y acuesta al bebe que ha venido todo el camino chupando teta. Estamos solas. Levanta unas hojas de cambur y debajo esta una gran y pesada masa amarillenta. Es la yuca rallada y exprimida en el sebucán convertida en masa, húmeda algo fermentada. Esta lista. Tomamos yucuta en un envase y con una tasa de plástico.
Sacude las esterillas de palma. Levanta las wapas y me pasa uno de los sebucanes para que lo llene con masa para exprimirla y sacarle el yare o veneno. Ella prende la leña. Estamos solas.
San Pablo de Cataniapo 2007
Amazonas Venezuela
San Pablo de Cataniapo 2007
Amazonas Venezuela